El lugar es hermosísimo. Lo recorrimos con el guía que explicó todo con detalle, lástima que varios de nuestros hijitos se dedicaron a hacer pirquitas y escribir sus nombres con piedritas.
Algunas de las fotos:


Damián se dedicó a subir hasta los miradores y sus fotos son de las mejores. Nosotros nos quedamos a la sombrita con Ámbar.
A la tarde, ¡a Cafayate! Pero esa será otra historia.