lunes, febrero 20, 2012

Vacaciones de invierno ambarísticas

El 23 de julio salimos bien tempranito para irnos de vacaciones con los Castro y la Álvarez, a San Luis.

Gracias a la tecnología, fue nuestro primer viaje con GPS que llevaban los Castros, así que estábamos seguros que no nos íbamos a perder; esto fue así hasta que nos perdimos por primera vez.

Después de consultar los mapas y hasta el cartel que estaba al lado, retomamos el camino. Llegamos a las cabañas que habíamos reservado (http://www.potrerodelosfunes.net/elcalden). Nos instalamos y como habíamos llevado empanadas para almorzar nos instalamos en el superquincho.

A la tarde, decidimos empezar el recorrido: el primero fue hacer la Travesía de las Cumbres. Subimos hasta un punto panorámico hermoso, que permitía ver un paisaje bellísimo. Subiendo nos encontramos con un grupo de ciclistas que subían la cuesta, siendo envidiados por Luquitas. Al encontrarse, resultaron ser de Junín.



Después seguimos para el lado de La Punta. Ahí, fuimos primero a la réplica del Cabildo, a tamaño real y después fuimos al Planetario.

Después, fuimos al centro de San Luis, capital para ir a hacer las compras para la noche y para el día siguiente. Como los autos los habíamos dejado lejos y volvimos con las bolsas pesadas, decidimos hace un picnic ambarístico, charlando además con una profesora jubilada puntana que hablaba maravillas de R.Saa.


A la noche, nos hicieron el primer asadito, mientras los chicos salían de expedición. Ya preparamos el recorrido para el día siguiente: iríamos a la Sierra de las Quijadas, comiendo el primer asadito en San Luis.

Al otro día, tempranito partimos hacia las Quijadas. Después de volvernos a perder, y para rezar en un altarcito (a San La Muerte), conseguimos encontrar el rumbo.

Al llegar, pagamos las entradas al Parque y acordamos la visita para ver las huellas de los Dinosaurios.

Hicimos picnic debajo de un quincho cómodamente para después empezar la caminata.

Los miradores tienen una vista esectacular.


La verdad que caminamos mucho (a pesar del viento que había y de los escalones) llegamos hasta las huellas.



Unas de las pocas que dejaron porque el resto se las llevaron. ¡Qué raro! Luego llegó el momento de los souvenirs… está de más que consideramos que los cactus eran la mejor opción.

Al otro día, pensamos que lo mejor para descansar un poco era ir al Shopping. Fuimos a almorzar al patio de comidas, después al Easy.



Los grandes querían ir a ver en 3D “Harry Potter y las reliquias de la muerte”. El resto fue a hacer las compras para la noche. Asadito de nuevo.




El martes 26, fuimos al Salto de la Moneda. Bruno se transformó en nuestro guía ya que él había ido hacía unos años con la escuela, desde Juana Koslay. Llegamos hasta el lugar del estacionamiento y desde allí… a caminar. En el camino, hablamos con Damián y el Gus.

Después de trepar, subir y bajar, con Guille decidimos quedarnos y el resto siguió hasta el Salto.


A la tarde, tomamos los autos y fuimos hasta La Florida. Habíamos llevado el mate y después de parar en varios sitios hermosos, llegamos al Dique. Ahí nos bajamos, pero Maribel se había tropezado y por eso fueron a conseguir agua para lavarla. Después, seguimos caminando hasta encontrarnos con unos pescadores.

Al volver, y pasar por el peaje, nos encontramos con la desagradable noticia de que alguien en el Dique le había robado la plata de la billetera, porque el auto había quedado abierto. Cenamos tranquilamente preparando todo porque al otro día, nos íbamos a Balde.

Salimos temprano y después fuimos a las Salinas de Bebedero, y que aunque había mucho viento, nos bajamos a sacar unas fotitos divinas.


Después, llegamos a Balde, en donde teníamos reservaciones en el Hotel Jardín de Tamarindos. ($450 la cabaña para cada flia). Llegamos y dejamos los bolsos para ir a la pile. Almorzamos unas pizzas y… a la pile.




La verdad es que el agua termal nos encantó a todos. Así que a orillas de la pile, tomamos mate, charlamos, algunos durmieron la siesta y otros, comentaron lo que hacían los Hare Krichnas que estaban con nosotros en la pile.



Después nos bañamos y nos dedicamos a ir al restaurant para cenar.

En dos mesas diferentes, grandes y chicos cenamos fantásticamente bien. Después de semejante día, nos fuimos a dormir, para poder despertarnos temprano para pegar la vuelta.


Al otro día, después del desayuno, nos volvimos a Lincoln.
 
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