El asadito estuvo espectacular: con los Castro nos deleitamos con el nuevo chiche de Américo: su cucú.

Cuando estuvimos todos, acordamos que el Contador Andrés haría los depósitos de las señas al día siguiente.


Como no podía ser de otra manera, Guille explotó una de las sillas blanquitas de Américo. O sea qu estamos en un promedio de una silla por encuentro...

Luego, llegó el momento de las creaciones musicales. Américo brilló con una composición que según él es antigua, intentaremos buscarla...