Los chicos aprovecharon mucho la estadía allí, mientras que los grandes descubrimos que aunque hubiera sequía, en ese campo hubo bastante para tomar, ya que creo que bajamos toda la bodega.
La tranquilidad del campo sirvió para planificar los almuerzos y las cenas; aquí algunos ejemplos:
Los chicos se dedicaron a hacer cosas de chicos:
persiguieron animalitos, se embarraron, y corretearon.
La verdad fue una experiencia genial para todos. Personalmente les agradecemos a los Canteloup complñetos ( Gustavo, su papá y su hermano) y a la Colo por la paciencia y la hopitalidad que nos brindaron esos días.
La vuelta fue sin problemas.