Como es lógico, después de la abundante comida, a algunos les dio sueñito (raro, pero en este caso no fue Damián) Después se armó el picadito:
Y aquí están en acción los jugadores:
Luego, Damián sacó a pasear a su princesa en carroza...
Y luego ocurrió, lo inesperado.
Por calcular mal, le bajó un fierro en medio de la noble y rubia cabecita, haciéndole un terrible chichón. Sin palabras!
Luego, se armó, la cantata...
La peña agradece profundamente la paciencia de los padres de Bárbara y deseamos profundamente ¡que se repita!